(Luís García Montero a la izquierda, en el centro, el fallecido Ángel González y a la derecha Joaquín Sabina)
Este mp3 recoje la segunda canción de Vinagre y rosas que se conoció antes de la salida del disco (la primera fue ¡Ay! Carmela). El genio de Úbeda la cantó en directo en Cadena Ser. Hay pequeños cambios respecto a la versión de estudio.González era un ángel menos dos alas,
González era un santo por lo civil,
un dandi con un ojo a la funerala
tan rojo, tan castizo y tan zascandil.
Hilaba en los garitos de mala nota
boleros de Machín con Juanín de Mieres,
apurando esos güisquis en los que flota
la luna de las golfas y los crupieres.
Cuando volvía del extranjero
tan forastero,
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche.
¡Pídame un coche,
fumando espero!
Y le aplaudían los camareros.
Otoños y otras luces, pan con verbena
tan príncipe de Gales, tan Cortefiel,
tratado de urbanismo, Juan de Mairena,
brustiana, magdalena, tinta y papel.
Verde por la vergüenza que no tenía,
hasta ayudó a Caronte a quemar sus naves.
Contaba que morirse no era tan grave
y agonizó en voz baja por cortesía.
Cuando volvía del extranjero
tan forastero,
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche.
¡Pídame un coche,
fumando espero!
Y le aplaudían los camareros.
Gracias a Sabinaycia.com, canal de Youtube de los pajarracos
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